miércoles, 27 de junio de 2018

Distancias astronómicas

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En muchas ocasiones, cuando en Geografía estudiamos los planetas, el sistema solar y las galaxias, hablamos sobre distancias que nos resultan difíciles de asimilar. Richard Dawkins* en su libro La magia de la realidad nos propone una excelente manera de aproximarnos a esta cuestión mediante un modelo a escala. Yo voy a utilizarlo simplemente modificando los escenarios.
Imagina que estás en un estadio de fútbol, pongamos por ejemplo el estadio Ramón de Carranza, en Cádiz.
Te sitúas en el centro del terreno de juego y colocas un balón en el punto central, desde donde se inician los partidos. El balón representa al Sol.
Camina después unos 50 pasos (25 metros) en dirección a una de las porterías. Estarás en una posición intermedia entre el punto central y la portería. En ese punto coloca un grano de pimienta. El grano de pimienta representa el tamaño de La Tierra y su distancia al Sol.
Para mantener la misma escala, tendrías que cortar en tres un grano de arroz. Ese tercio de un grano de arroz será la Luna y lo colocaremos a cinco centímetros del grano de pimienta.
Ahora vamos a colocar la estrella más cercana al Sol, Próxima Centauri, manteniendo la misma escala.
Sería un balón de balonmano (es más pequeña que el Sol) y la situaríamos a unos 6.500 kilómetros de distancia... más o menos la distancia entre Cádiz y Kandahar (Afganistán).

Cádiz - Kandahar

* Dawkins, Richard: La magia de la realidad. Espasa, Barcelona, 2011.

martes, 5 de junio de 2018

Entrelazamiento y superposición

Todos reconoceréis en este dibujo un cubo representado en dos dimensiones.
Pero este esbozo tiene una particularidad: si dejáis que vuestro cerebro interprete las tres dimensiones espaciales podéis visualizar cómo la cara frontal del cubo es o bien el cuadrado de la izquierda o bien el de la derecha. Ambas interpretaciones son igual de correctas. Vuestra percepción del cubo puede ir variando, pero nunca podréis ver las dos caras al mismo tiempo.
Si ahora os pedimos que tapéis el dibujo con la mano y os preguntamos: ¿cuál de las dos partes es la frontal?, no podréis darnos una respuesta, pues sin verlo —sin colapsarlo— el cubo se encuentra en una superposición: ambas caras están al frente y al final simultáneamente.
Por supuesto que en este caso no se produce una superposición cuántica, pero es un buen ejemplo sobre la percepción que nos puede ayudar a comprenderla.
Ahora complicaremos el juego para entender el entrelazamiento.
Dibujaremos dos cubos como el anterior. Al observarlos nos sucederá lo mismo, pero en esta ocasión, cuando interpretamos que el cuadrado izquierdo está al frente del primer cubo, automáticamente el segundo cubo se comporta igual, y viceversa. Están entrelazados. Sin embargo, al taparlos con la mano ambos vuelven a estar indefinidos.
Imaginad ahora que rompéis esta página por la mitad. Uno de los cubos os lo quedáis vosotros y el otro lo enviáis a un amigo lejano. Si estas ilustraciones siguiesen las normas cuánticas del entrelazamiento, cada vez que observaseis el cubo que os habéis guardado y determinaseis qué cara es la frontal, vuestro amigo vería exactamente la misma que vosotros. Existiría una correlación perfecta. Así funciona el entrelazamiento cuántico.

Fernández-Vidal, Sonia: Desayuno con partículas. Plaza y Janés. Barcelona. 2013
https://www.deia.eus/2018/04/26/sociedad/euskadi/fisicos-vascos-experimentan-con-el-entrelazamiento-cuantico-de-atomos-